
No me digas loca
- Gabriela Martínez Ulloa
- 15 feb 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 28 jun 2024
Como todas las noches antes de dormir, revisaba las novedades en mi Facebook para escapar del tedio. En mi grupo favorito: “Morras lectoras con mucho carisma”, me sorprendió la actividad que suscitó el comentario de una chica que escribió: "detrás de la ex-loca normalmente hay historias de maltrato que los hombres no cuentan”. Siendo yo, la ex-loca de alguien más, inmediatamente me involucré en el chat. La mayoría de las mujeres en el grupo compartimos que alguna vez fuimos señaladas como locas; alguien escribió que en su opinión los hombres también viven violencia de pareja. A ella también la comprendo por querer templar la conversación. Afortunadamente esto no es Twitter y las chicas del grupo siempre logramos empatizar y llegar a un acuerdo.
Ya pasaron días de esto y la conversación no sale de mi cabeza. Por lo tanto, he decido elaborar en el asunto. Basada en una amplia investigación hecha por mí, que obvio consiste en platicar con amigas, familiares y personas cercanas, logré averiguar que el término preferido de los hombres para explicar el fracasó de una relación es: “porque se volvió loca”. Tristemente concluí que esta popular adjetivación es favorecida por personas de todos credos, edades y circunstancias, lo que me llevó a formular nuevas peguntas.
Consciente de que ninguno de los ejemplares con los que estaba documentado mi estudio tenía la menor idea del significado del término “gaslighting”, procedí a mostrarles la definición de la RAE: ‘hacer luz de gas a alguien¨, intentar que una persona dude de su razón o juicio mediante una prolongada labor de descrédito de sus percepciones y recuerdos. También aclara que el término fue acuñado por Patrick Hamilton (1938) en su obra homónima. Lo que falta explicar, es cómo este método descrito a detalle en la obra ha sido usado sistemáticamente para permitir que las mujeres sean desprovistas de todo sentido de justicia al diagnosticarlas como locas. En un momento donde la atención a la salud mental es tan importante y el término “loco” está en franco abandono por la comunidad médica, por qué nos parece adecuado usarlo para referirnos a las mujeres cada vez que muestran sus sentimientos
A pesar de semejante evidencia, fueron varios lo que se atrevieron a sostener que este tipo de prácticas sociales decimonónicas, no tienen cabida en las democracias contemporáneas. A lo cual respondí con gusto, recordando casos cercanos como el de Britney Spears, en donde su padre tuvo la asistencia del Estado para mañosamente diagnosticar a su hija de “inestable”, que es la manera legal de decir que estás loca, para explotarla física, emocional y económicamente. Hubo todavía unos cuantos descarados que se regocijaron al recordarme que la conducta de la cantante sigue percibiéndose inestable. A ellos les respondí: sí mostrar conductas divergentes fuera motivo de encierro y pérdida de la autonomía, los centros de salud mental estarían llenos de estrellas masculinas cuyos excesos son cobijados bajo el manto del artista.
No sé a cuantos hombres pude hacer cambiar de opinión, pero el ejercicio me ha servido para construir una idea más clara acerca del asunto. Dejemos todos de llamar a las mujeres locas y dejémonos nosotras de identificar con ese término. Llamémonos los que somos: apasionadas, valientes para compartir nuestras emociones y capaces de cambiar de opinión. A todas esas mujeres locas yo les digo fantásticas, por transigir, por exponerse y por mostrar su humanidad, pues su ejemplo nos ayuda a veces a nos sentirnos tan solas.
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